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logosefard.jpg (9968 bytes)  El Ladino,  la lengua que no debe extinguirse

Caya Marta Gutiérrez
Consejería de Educación
en Reino Unido e Irlanda

Ladino, término que probablemente sea una corrupción de latín, es la lengua que los judíos sefarditas, obligados a abandonar España -o Sefarad-, llevaron consigo en su diáspora. Bien es verdad que originalmente, no era otra cosa que el español hablado en España en la Edad Media y que, dependiendo del país que les diera acogida, se iba a ver fuertemente influenciado por la lengua de esos países. Una buena parte de los judeo españoles se estableció en Grecia, particularmente Salónica, en Turquía, los Balcanes y Marruecos.

El Ladino, recibe también el nombre de Judeo-español o Djudezmo y en su fonética no existe el sonido gutural jota. Entre las voces que ha tomado en préstamo podemos señalar lenguas tales como el turco, el griego, el italiano, el francés, el hebreo y el serbocroata.

Con el paso de los siglos, estas migraciones originales dieron lugar, en algunos casos, a otras posteriores, por lo que es frecuente encontrar judíos de origen sefardita en América Latina, Estados Unidos y, ya a mediados del siglo XX, en Israel. Todo ello da lugar a diversas variantes de ladino, en las que las voces fundamentales son, no obstante, el español medieval y en menor intensidad el hebreo.

Al ser expulsados de España por los Reyes Católicos en 1492, estos judíos llevaron consigo las llaves de sus casas, tal vez con la esperanza de un pronto regreso a Sefarad. Quizás fuera la nostalgia por su país de origen el factor que ha hecho posible el que algunos grupos de entusiastas seguidores, descendientes de aquéllos, intenten mantener viva esta lengua amenazada. Y ello por medio de asociaciones, prensa, radio o Internet. El resultado es un número nutrido de conocedores pasivos de la lengua, tal vez alrededor de 400.000. El número de personas que podrían hablarlo, oscila entre los 50.000 y las 80.000 aunque, de hecho, es muy difícil conocer las cifras exactas.

Al parecer existe un colegio de Educación Secundaria en Jerusalén que imparte un programa de su enseñanza en Ladino y se da la circunstancia de que alrededor de treinta profesores han realizado un curso a tiempo parcial de un año de duración, con la idea de adquirir la capacitación para impartir la lengua. No obstante, ya no se trata de la lingua franca consustancial a algunos distritos de Jerusalén. En esa ciudad, sin embargo,, se sigue publicando un periódico en Ladino, con el título Aki Yerushalayim además de otro que se edita en Estambul, Salom. Radio Israel, por su parte, continúa transmitiendo algunos programas en esta lengua y también recopila canciones que graba en cinta, a la vez que las transcribe y traduce. Estos organismos han trabajado juntos con el objetivo común de salvar una tradición antes de que se olvide por completo. Asimismo, Radio Exterior de España dedica un espacio semanal a la transmisión de noticias de ámbito político, social y cultural en esta lengua.

Cabe también señalar que la única cátedra de judeo-español existente en el mundo está en la Sorbonne, Universidad de París, donde el ya retirado Profesor Haim Vidal Sephiha, impartió docencia durante muchos años. Según sus hallazgos en el trabajo publicado en 1986, El judeo-español, son alrededor de 400.000 las personas que todavía lo hablan.

En 1993 la UNESCO, en su Libro Rojo, declaró al Ladino como lengua en peligro de extinción. Aunque no se ha realizado un estudio riguroso de las causas que ponen en peligro su continuidad si parece ser un hecho incuestionable el que para aquellos de sus hablantes que sobrepasan los cuarenta años no es nunca la lengua dominante y que son muy pocos los niños, por no decir ninguno, los que la conocen.

Buena parte de los judíos sefarditas reside hoy día en Estados Unidos o Israel, siendo, por tanto, en estos dos países donde existiría un mayor campo para la investigación. Como comentario simplista podría decirse que aquellos judeoamericanos de origen español que han tenido oportunidad de convivir con sus abuelos conocen mejor el Ladino, que aquéllos que no la han tenido. De igual modo, mientras más larga haya sido la convivencia con esa generación , más profundo será el conocimiento de la lengua. Conviene no olvidar , en cualquier caso, que la proximidad a otros grupos judíos de origen no español, fue un factor determinante en detrimento del Ladino, así como la absorción del inglés por parte de esos mismos abuelos.

Todo ello ha suscitado una añoranza por la lengua y culturas, a las que ellos no han tenido acceso, en muchos descendientes de las primeras generaciones de sefarditas americanos. Curiosamente, muchos de ellos pueden, por ejemplo, escribir en español de hoy, mientras desconocen totalmente el de sus antepasados. Pero, podría añadirse, que el sentimiento de añoranza está presente en los sefarditas de cualquier país. La autora de este texto tuvo la oportunidad de conocer a un joven turco de origen sefardí cuando en su estancia en Estambul realizaba una travesía por el Bósforo. Las preguntas y comentarios de este joven, dejaban traslucir su deseo de establecer contacto con las raíces de sus antepasados.

El siguiente ejemplo de judeo-español, procede de un artículo firmado por Moshe Shaul, editor de Aki Yerushalayim, aparecido en el número 6 de la revista Donaire, publicada por la Consejería de Educación en Londres.

500 anyos despues de la ekspulsion, el djudeo espanyol es ainda una lengua ke puede ser entendida bastante fasilmente por los ispanoavlantes en las diversas partes del mundo. No solo esto sino ke eya desperta tambien onde eyos un grande intereso, a kavza de su fonetika partikulara I de su reushidad a konservar munchos elementos del espanyol medieval ansi ke numerozos kantes, kuentos I refranes ke konstituyen un verdadero trezoro para los ke se okupan de la istoria de la lengua espanyola I de su literatura.


 

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